sábado, 19 de noviembre de 2011

Por una participación en los beneficios económicos y sociales


Razonablemente, la emisión de dinero se debiera de establecer en base al censo de población y una cesta con los productos y servicios básicos de consumo. A partir de esta premisa, se debe de añadir un adicional para las necesidades y servicios comunes a través del estado, de modo que se pueda establecer el flujo necesario para activar la cadena productiva de la oferta-demanda en todos los niveles. La emisión del nuevo dinero caducaría y renovaría de año en año, para evitar los excedentes y ajustar el crecimiento en base a la evolución real, mediante políticas ajustadas y eficientes de costes, beneficios y precios en armonía con los medios y recursos. Lo ideal sería que todos, capital dinerario, humano y compradores en todas las escalas productivas, participaran en los beneficios directos generados en función del esfuerzo económico necesario para completar el ciclo. Sería necesario que se estableciera una normativa y procedimiento legal, en que los beneficios que se generen de cualquier actividad económica, se queden e inviertan en los respectivos países según el consumo en la cadena productiva, evitando el movimiento de capitales especulativos. De este modo se dispersaría la riqueza,  equilibrando los ingresos y beneficios sociales de los ciudadanos entre países, además de generar empleo local, evitando excedentes, infrautilización o el mal aprovechamiento de los recursos y medios. Es fundamental establecer un código de buenos usos y una ética que permita establecer la base de confianza necesaria para el progreso.


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