martes, 5 de mayo de 2009

La SGAE cobra 5.000 € de un acto benéfico para salvar a un niño

Una vez más, señalar, que cualquier texto, es susceptible de interpretación y matiz, inclusive el presente. En concreto, las leyes y normas, generalmente, tienen como característica la caducidad en el tiempo, ampliando el margen a la mejor interpretación de cualquiera.

Parece hay un principio inquebrantable universal, y es, actuar con equidad y justicia en el bien general e individual, por encima de la literalidad o interpretación de las leyes y normas.

Mal futuro veo a la SGAE, de querer seguir actuando sectariamente, en perjuicio de la mayoría o individual actuación, quebrantando la esencia y espíritu de las leyes, por mucho que rece la interpretación y literalidad condicionante en privilegio de a quienes representa.

Resulta, que la SGAE ha cobrado por derechos de propiedad intelectual, 5.000 €, acto benéfico para salvar a un niño previamente anunciado con difusión en los medios de comunicación influyentes, es más que un indicio del grado de obsolescencia de la SGAE, sus leyes y normas, aunque tardíamente, se ha retractado y dice que devolverá lo cobrado,, esta renuncia, sin haber repuesto lo cobrado, solo puede considerarse un atenuante y no un eximente del hecho en sí mismo, siendo un acto antisocial ilegítimo y contra natura.

Pero este suceso, solo es la punta del iceberg de una actitud y actuación mucho más grave y caducada, que revela la inadaptabilidad al progreso tecnológico y a los hábitos de los consumidores, respecto a los intereses que mal representa y que lleva tiempo defendiendo en contra del principio de interés general e individual.

Mejor me parece y entiendo, que la defensa de los derechos de propiedad de autor, al igual que otros derechos de propiedad, debería de sostenerse por el primer uso que se haga sobre el material de los autores por parte de la audiencia, y no por el número de veces que uno mismo escuche el mismo material.

No se corresponde ni es justo, que quien sea, compre un CD/DVD musical pagando derechos de autor, y, por escuchar lo mismo, en diferentes formatos, medios o en un concierto, vuelva a pagar derechos de autor a la SGAE.

Algo no cuadra en este proceder, salvo querer poner puertas al cielo que, sin duda, no se corresponde ni procede.

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