jueves, 9 de julio de 2009

La desesperación social?

Con diferentes motivaciones cada localización geográfica tiene sus espontáneas revueltas sociales más o menos numerosas, desestabilizadoras y provocadoras del orden dominante. La revuelta caótica, el desorden, la agresión y los actos de violencia o vandálicos, sin duda, no son el cauce ni el procedimiento adecuado a emplear por muy legítimas y justas que sean las reivindicaciones que se quieran.

Hace unos días en Irán, ayer y hoy en la región de Xinjiang según El País, y mañana en multitud de otros lugares, siempre parecido por falta de libertad, sometimiento a injusticias, dictaduras de diversa índole, esclavitud descarada disfrazada y adornada con cualquier quimera a ojos de los siempre más desfavorecidos y una larga lista de actitudes y comportamientos, más parecido a como hacen las bestias en lugar de seres humanos civilizados e inteligentes.

Posiblemente estas revueltas desmedidas sean el preludio de otras actuaciones que, posiblemente lleven a otros modos de reivindicación pacíficos mucho más efectivos y civilizados a poco que las personas asuman la eficacia de actuar civilizadamente como seres humanos inteligentes.

Solo se necesita tener claros unos principios y modos de actuar en bien para sí mismo y los demás. Mirar a los pocos movilizadores de la historia pasada y seguir su ejemplo es cuestión de sensatez y eficacia, poniendo en mínimo riesgo la propia vida.

Así, si se quiere se puede movilizar a las gentes a salir a las calles como por ejemplo hacía Gandhi.

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