El País publica el artículo de
Carlos Boyero, Crítica: La
película de la semana, “Sin palabras”. Relata la crisis de las salas de
proyección de cine y que productores, jefes de marketing y espíritus creativos desgastan
sus neuronas intentando averiguar cómo se puede mantener la clientela de las
salas oscuras.
Con los actuales recursos
tecnológicos, previo a que llegue el cine interactivo, sería fácil
incorporar a un grupo de espectadores como actores que aparecerían en la sombra
superpuesto como hacía Hitchcock en sus películas. Bien mediante sorteo
previa compra de un boleto o cualquier otro sistema, mientras se entra en las
salas, acomodan y ven un corto previo, se intercalarían a los actores
extras agraciados. Con este procedimiento seguro se llenarían las salas y si
además se ofrece un buen regalo o premio a los personajes más votados por la
audiencia, sería el corolario.
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